VIRNA
Y ERNESTO / CINE
"CORAZON
DE FABRICA"
CINE BAJO CONTROL OBRERO
Por
Pablo Russo & Maximiliano Ignacio de la Puente
Publicado en Revista Tierra en Trance
Ahora que la fabrica Zanón
ya pertenece oficialmente a sus trabajadores, vale la pena detenerse en
“Corazón de fábrica” (2008), una de las películas
que han dado cuenta del proceso por el cual los trabajadores de la fábrica
de cerámicos, ubicada en la provincia de Neuquen, han decidido
tomar el control de la producción y comercialización bajo
su mando, luego del vaciamiento y abandono de los patrones a fines de
2001, enfrentando al mismo tiempo a un Estado que los amenazaba con el
desalojo y la represión.
La película de Virna Molina y Ernesto Ardito, los mismos de “Raymundo”
(2002), no toma solamente el caso de la ex Zanón o Fasinpat (Fábrica
Sin Patrón), sino que también lo pone en relación
con la trama social y política argentina contemporánea e
histórica, es decir, tanto con los conflictos actuales como con
la memoria de las génesis de luchas y reivindicaciones de los oprimidos
frente al capitalismo en el pasado.
A través de un montaje de fotos y texto que la cámara recorre
como un collage, los directores informan sobre las luchas obreras históricas
y las ideas socialistas y anarquistas que se propagaron con la inmigración
europea en Sudamérica. A partir de fotos y carteles indicativos,
la cámara recorre este croquis. Estas secuencias son el verdadero
corazón de la película, que se va armando en base a una
estructura narrativa que avanza a partir de saltos temporales que nos
llevan desde el presente hacia el pasado, enlazando el conflicto actual
con las protestas sociales ocurridas desde fines del siglo XIX en adelante.
Las matanzas sistemáticamente ordenadas por los poderes de turno,
que pueblan la historia argentina, no hacen más que repetirse.
A través del montaje se vincula la represión ordenada por
Fernando De la Rúa en 2001, y la decidida por Hipólito Irigoyen
en 1919. A la voz de De la Rúa declarando el estado de sitio, le
siguen las imágenes de la represión de la Semana Trágica
de enero de 1919.
Los testimonios utilizados en este documental son los de los protagonistas
directos: los trabajadores de Fasinpat. No hay opiniones de expertos,
ni se les da la voz a otros actores sociales que no sean los obreros.
Los propios realizadores sostienen que “no existe un punto de vista
objetivo sobre la historia, sino múltiples miradas subjetivas que
desde el personaje colectivo que integran los trabajadores de la fábrica,
arman el rompecabezas de un conflicto complejo y disparan interrogantes
encontrados”. Los testimonios de los obreros narran cómo
fue el proceso de la toma de Zanón desde sus inicios. La historia
de la toma comienza con telegramas de despidos fechados el 27 de noviembre
de 2001: los obreros se manifiestan en la ciudad de Neuquén, queman
esos telegramas y sufren la represión policial. “El objetivo
era quebrarnos”, dice uno de ellos. Los obreros rememoran la dificultad
de llevar adelante la fábrica en esos primeros tiempos de lucha.
Los testimonios se retrotraen en el tiempo, reconstruyen la fundación
de Zanón y su financiamiento con recursos genuinos de la provincia,
contrastando esta situación con la actual igualdad de los trabajadores
bajo la autogestión obrera.
No obstante, el documental expone las dudas e inconvenientes que se presentan
a partir del control obrero: la necesidad de democratizar el manejo de
la información interna, la rotación en el trabajo, la elección
de delegados, la decisión de dedicar o no energía a proyectos
culturales y sociales, etc. Es decir, si bien la película toma
posición por el proceso de autogestión, los realizadores
se permiten mostrar críticas, dudas y discusiones internas en el
funcionamiento de la fábrica. Pero así como se da cuenta
de las diferencias internas en la marcha de la gestión, también
se muestra la organización de la autodefensa de la fábrica
contra los sabotajes, los apoyos de la comunidad en la resistencia a los
desalojos y el alto nivel de seguridad alcanzado en el trabajo sin explotación
patronal.
El pasado y el presente se funden, pero se diferencian al mismo tiempo
en aspectos fundamentales. Los testimonios de los obreros generan una
contraposición constante entre las condiciones laborales actuales,
y las que imperaban en la época del empresario Luis Zanón.
La memoria de los obreros indaga en las condiciones laborales en la época
de la flexibilización laboral, cuando regían los contratos
basura de dieciséis horas diarias de trabajo, de lunes a lunes.
Los documentalistas indagan en las relaciones que el empresario mantenía
con la última dictadura militar, y en la complicidad de la empresa
con las desapariciones durante el terrorismo de Estado, vinculando estas
prácticas con las amenazas actuales recibidas por los trabajadores
de Fasinpat reunidos en asamblea.
Hacia el final de la película entendemos cuál es el “corazón
de fábrica”: se trata del horno que cocina los cerámicos,
que debe seguir funcionando durante las veinticuatro horas del día,
más allá de las asambleas, de las discusiones y de los momentos
en que los trabajadores deben salir de la fábrica para exponer
sus reclamos en la ciudad o participar de otras luchas. El corazón
de la fábrica, el horno, no se detiene nunca, una clara metáfora
del accionar de los obreros que no cesan en su lucha hasta conseguir aquello
por lo que pelean. Y lo han logrado. Porque Zanon, o Fasinpat, es de los
trabajadores. Le pese a quien le pese.
Por
Pablo Russo & Maximiliano Ignacio de la Puente
Publicado en Revista Tierra en Trance
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