VIRNA
Y ERNESTO / CINE
EL MONTAJE
EN EL CINE DOCUMENTAL
por
Ernesto Ardito
Durante el mes de Julio de 2008 se desarrolló en la Universidad
de Bielefeld, Alemania, la escuela de verano sobre cine documental latinoamericano,
dirigida a investigadores de otras áreas de la investigación
social. Para la misma fuí convocado como docente, dictando clases
teórico-prácticas en el ámbito del montaje. Transcribo
aquí algunos extractos generales de las mismas, los cuáles
contienen conceptos que aún permanecen en desarrollo y/o discución.
APUNTES
SOBRE EL MONTAJE EN EL CINE DOCUMENTAL
por Ernesto Ardito
Guión y Montaje
En el cine documental el guión se escribe en el montaje. Desde
esta perspectiva, el documental plantea un modo de abordaje cinematográfico
que marca radicalmente su diferencia con respecto al cine de ficción.
Las situaciones que se registran son imprevisibles, la realidad se transforma
continuamente, está viva, crece y se modifica, entonces contenerla
en un guión es imposible, es arena fina que se escapa entre los
dedos.
El trabajo de desarrollo del proyecto o preproducción, está
dado por la investigación teórica y de campo que da lugar
a una sinopsis y a una hipótesis, a su vez estas están yuxtapuestas
con la motivación del realizador; quién plasma su carácter
creativo en el tratamiento estético y narrativo que piensa utilizar.
Esto define un plan de producción y un presupuesto. Se tomará
así luego el rodaje por asalto. No hay guión. Escribirlo
es mentirse o traicionarse. Escribirlo y forzar el rodaje a este preconcepto,
es ser deshonestos con la realidad misma, es manipularla para no dejar
afectar al proyecto por la misma.
A esto debe sumarse entonces que el documentalista tiene que tener la
capacidad ética de modificarse a si mismo, su punto de vista, si
es que la realidad también afecta su hipótesis. Entonces,
si esto sucede, ya ni siquiera el objetivo de la búsqueda documental
sobre el tema permanece intacto.
Después de todo el huracán del rodaje, que destroza y arroja
a los objetos y a los sujetos en espacios diferentes de donde partieron;
es que nos encontramos con la tarea más difícil, por su
exigencia racional y emotiva: el montaje. En el mismo, tomaremos los fragmentos
y daremos vida a nuestro rompecabezas subjetivo. Aquí entran en
juego otros elementos y procedimientos que nada tienen que ver con la
lógica de un guión técnico de ficción llevado
a la isla de edición.
En el rodaje por otra parte se busca una modalidad de recursos de cámara
y puesta en escena que están pensados en función del montaje,
ya que en esta instancia donde cobraran sentido. Diferente a la ficción
en donde el guión literario, incluso anterior al técnico,
ya define el sentido narrativo.
Así, en el documental, el cine es el montaje.
Diferencia
con la ficción
El cine de ficción tiene como objetivo desarrollar una historia
y el documental un tema. Esto marca su diferencia. La ficción cuenta
a favor con que para cumplir su función lo hace a partir de la
historia por si misma, siguiendo las lógicas de las estructuras
narrativas, de la puesta en escena, la verosimilitud de las interpretaciones
y las reglas del montaje.
Pero para el documentalista es mucho más difícil tener atrapado
al público, porque no operan las variables dramáticas de
una ficción, sino el modo en como se lleva al campo cinematográfico
la exposición del tema. La capacidad entonces del director de documentales
para encontrar recursos expresivos y narrativos, que permitan tener totalmente
cautivo al espectador, como así generarle a su vez, profundas reflexiones
sobre el tema del film, es fundamental. El autor es más importante
que el tema en este sentido.
Para que un espectador asimile lo mas efectivamente posible las diferentes
capas o niveles del discurso que se expone, debe utilizarse un tratamiento
que potencie el contenido. La mera exposición de contenidos, sin
recursos de interés, genera el efecto contrario en un espectador
medio. Se aburre y pierde permeabilidad emotiva e intelectual ante el
conflicto narrado. Lo mismo, o peor, sucede cuando se sublima la realidad
filmada a un discurso que la altera y la adecua a una ideología
o doctrina. Esta manipulación genera un rechazo absoluto y una
barrera insondable en un espectador, ya maduro del lenguaje persuasivo
y de los recursos cinematográficos producidos para tal fin. Dejar
que la realidad viva, nos cuestione y nos atraviese científica,
racional y afectivamente, dejar que los personajes se expresen desde sus
contradicciones y sus profundos sentimientos, le da al relato un carácter
de honestidad. Esto produce que el espectador se identifique con los personajes
y asimile el tema. Así también que fundamentalmente comprenda
el porque de ciertas motivaciones de los protagonistas, inclusive, aunque
no esté de acuerdo con el discurso ideológico de los mismos
o del film. Si el espectador contrapone y conjuga en su imaginario dominante
un nuevo punto de vista diferente, se justifica la realización
del film y se comprueba la efectividad de los recursos aplicados en el
tratamiento cinematográfico. Y para esto el montaje tiene un rol
fundamental. Ya que aquí se definen los recursos narrativos que
conducen al cumplimiento de nuestros objetivos.
El desafío de la libertad
Lo que cuenta el documentalista a diferencia del director de ficción,
es que al llegar a la mesa de montaje cuenta con una libertad invaluable,
para exponer sus ideas y su sensibilidad en función de la construcción
de un relato dado por el material registrado o el material de archivo.
Se tiene mas libertad creativa que la ficción porque, como se expuso
al inicio, no estamos atrapados en lo ya filmado, sino que podemos generar
una obra de arte con fragmentos de diferentes formatos, soportes. (fotos,
animaciones, imágenes, audios) sean de registro original para el
proyecto o no. Por supuesto que una ficción puede aplicar estos
recursos, pero el cine de no ficción no posee una lógica
narrativa desde una historia inventada sino desde un tema real. Así
que cualquier elemento que nos permita construir una idea o una emoción,
será bienvenido a la mesa de montaje.En cambio el ficcionalista
está sometido a los designios de un guión literario y técnico.
Por esto si se trabaja con un montajista es importante la capacidad creativa
del mismo, como así su formación política, social,
económica, histórica y científica. inclusive. Es
decir, el montajista debe estar a la altura del director para la construcción
del film. Así como el camarógrafo debe ser sus ojos.
En este sentido, pienso en función de mi práctica, que para
un documentalista es mas efectivo filmar y montar sus propios films. Delegando
las áreas técnicas, como el sonido directo, u operativas
como la producción. Encontramos aquí la figura del realizador
integral, que es la que defiendo en el campo documental.
Dice Karel Reisz sobre nuestra envidiada libertad:
“Todo lo que el documentalista pierde al no contar con un esquema
argumental, lo gana en libertad para expresarse con originalidad y a su
manera. No se tiene que sujetar a la estricta cronología de unos
hechos y puede presentar las cosas según el orden y el ritmo que
escoja libremente. Las imágenes no están ligadas a una banda
de diálogos inflexible, el sonido pasa a ser en sus manos un elemento
dócil y creador. Y algo más importante: tiene mas libertad
de interpretación que un director de films de ficción porque
es esa interpretación del tema-el montaje-lo que habrá de
darle vida y entidad. Por estas razones el director de documentales se
hace cargo de la producción de un modo mucho mas completo. La interpretación
del tema es una cuestión personal, y separar las funciones de guionista,
director y montador perjudicaría la unidad del film. No tendría
sentido poner el montaje en manos de una segunda persona-como se hace
en Hollywood con las películas comerciales-, puesto que montaje
y dirección son aquí dos etapas de un mismo proceso creador.”
Y entonces, si esto es así, porque el público asocia al
documental con lo sobrio y aburrido? ¿Porque el publico asocia
al documental con la televisión? O solamente con algunos formatos
educativos científicos o históricos? (Discovery Channel,
History Channel,etc.) .No solo se trata del monopólico consumo
cultural de estos formatos en donde podemos llegar a encontrar una respuesta.
Esta concepción generalizada del documental difiere mucho de su
propia historia. Este cine, expuso desde sus formas, vanguardias cinematográficas
en los años 20. Así también mágicos y expresivos
relatos de lo real, con recursos que potenciaban a los ya utilizados en
la ficción y que iban por delante suyo. Pero luego la televisión
formó o deformó a una nueva generación de realizadores
y espectadores que asocian al documental con el reportaje o el formato
meramente didáctico. Así muchas veces los recursos se simplifican,
como por ejemplo, a la entrevista en cámara. La televisión
desarrolla este formato por la velocidad en que deben finalizarse estos
filmes, dado que está sujeto a las condiciones de funcionamiento
de producción de un canal de televisión. Por otra parte
no se observan exigentes recursos de registro como de montaje.
Las necesidades de mercado dominan a las artísticas. Las líneas
editoriales de los mass media verticalizan y controlan el discurso. El
cineasta carece de libertad. Es un mero reproductor de formulas comunicacionales
controladas. Llevar a las salas de cine un documental hecho con estas
características es una traición al espectador.
Pero más allá de los aspectos dominantes del control. Se
observa el mismo modelo expresivo en films hechos por fuera de la TV.
Si esto es un problema de formación los documentalistas deben volver
a las aulas a analizar el cine documental de los 70 para atrás.
Pero es muy probable que así como la televisión simplifica
los recursos por su propia modalidad de mercado, el productor de este
tipo de documentales trabaje de la misma forma, pues su último
interés es el dinero. Cuanto más rápido sale un producto
más rápida y por consecuencia mayor es la recaudación
anual de una productora. Para esto también la solución e
la producción seriada, ateniéndose a fórmulas ya
probadas. Donde el autor es meramente un reproductor de las mismas.
El valor del tiempo para la maduración del film y el montaje
El tiempo es el valor mas alto en la producción de un documental.
Dado que un documentalista debe tomarse todo el tiempo que considere necesario
para investigar, para registrar a sus personajes, para pensar el corte
final de su film y montarlo. Un documentalista debe madurar, tanto la
idea, como los recursos. Es en el montaje donde se encuentra con todos
los problemas narrativos, estilísticos y temáticos. Es en
donde se encuentra con todas sus dudas, incertidumbres y contradicciones,
puesto que es el último túnel que debe atravesar. Luego
de él, solo está la publicación del film, ya no hay
salida o solución, ni mucho menos excusas.El creador debe desafiarse
a sí mismo, evolucionar dentro del mismo film. Y esto requiere
de tiempo. Así como un científico lleva años para
llegar a los resultados de su investigación, el documentalista
debe hacer lo mismo con su película. Todo aquello que atente contra
esto, atenta contra el “buen” documental. Y el mercado del
cine lo está haciendo. Por esto el cine documental no debe responder
a las leyes lógicas del capitalismo. Es aquí donde es demandante
que cobren un fuerte rol los Estados, las fundaciones, instituciones educativas
u organizamos no gubernamentales; para destinar fondos útiles a
la producción de los audiovisuales sobre la realidad. Bajo el mismo
concepto y modalidad por los que se destinan fondos para la producción
de ciencia, por ejemplo. Pues las condiciones de producción son
exactamente las mismas. Así también que aseguren la independencia
de mirada y opinión del film, hecho que el mercado de las cadenas
de tv, hoy en día principales financiadores, no lo permiten.
Por otra para las casas productoras requieren que los films que financian
cumplan con sus condiciones de venta segura, por esto se aseguran que
los mismos posean un corte final adaptable a la masividad. Reduciendo
experimentaciones expresivas de los realizadores, como ideas políticamente
incorrectas. Vacían de ideología toda obra, las cargan de
ambigüedad. Tanto realizador. y productor ya no son artistas libres,
sino homo mercatus.
Se observa un factor temporal que se repite. Los documentales que se realizan
por fuera del mercado y que cuentan con una media respetable de calidad
expresiva e interpretación del contenido, promedian entre los 2
y 3 años de producción. Esto es, 1 año de investigación,
1 año de rodaje, 1 año de montaje, aproximadamente. Suele
variar, muchas veces hay realizadores que superponen dos o varios proyectos.
Así también, luego de muchos años de práctica
documental, el oficio y la poseción de gran cantidad de archivos
y fuentes, acelera para muchos documentalistas el proceso de producción.
He visto con gran asombro al observar en mis diferentes actividades como
jurado seleccionador en diferentes fondos, que la mayoría de los
proyectos que se suelen presentan están pensados para 6 meses-
2 meses de investigación y preproducción. 2 meses de rodaje
y 2 de montaje. Este modelo corresponde exactamente al de la ficción
industrial, pero muy lejanos están del documental.
por
Ernesto Ardito
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